ARREBATOS ALÍRICOS

Me fui sobreviviendo como pude

(José Luis Piquero)


jueves, 18 de octubre de 2012

Las asignaturas pendientes de Wert



Al poco de llegar al cargo, José Ignacio Wert, leyó en el Congreso de los Diputados (y en, al menos, una entrevista) un fragmento de lo que él creía o decía creer un libro de texto de Educación Para la Ciudadanía en el que se alababa el comunismo mientras se criticaba el capitalismo. No era un libro de texto, sino un ensayo totalmente independiente de un escritor que nada tenía que ver con la asignatura, ni con el Ministerio ni con ningún organismo oficial. Es como si Sostres escribe que le excita pensar en niños de 13 años estudiando Biología y acaban prohibiendo la asignatura para evitar la pederastia. Pudo ser un fallo, garrafal, pero fallo al fin y al cabo. Sin embargo, Wert no admitió el error ni se disculpó.
Poco después, sin previo aviso, canceló las oposiciones de Secundaria para la que faltaban meses y anuló los temarios vigentes, que miles de opositores habían comprado hacía poco por varios cientos de euros. (Es cierto que esos temarios habían entrado en vigor 2 días antes de las elecciones que todo el mundo sabía que el PSOE iba a perder, lo que era, cuando menos, arriesgado. Pero, según los sindicatos, habían sido consensuados por todas las fuerzas políticas y, oficiosamente, se llevaban estudiando más tiempo con el consiguiente esfuerzo económico -Academias- y de tiempo.) Tampoco pidió perdón y no ha fomentado ningún debate, consenso o simple sugerencia de cara a mejorar ese sistema de Oposiciones que consideraba poco válido. De hecho, hasta que no se vuelvan a convocar, el temario vigente (y, por tanto, el que ya deberían estar buscando los estudiantes que se preparan con tiempo para buscar la “excelencia” es el de 1993 –ojo, también en asignaturas como Informática, Tecnología…-)

Para justificar su decisión, dijo que en las Oposiciones no se premia la excelencia (cierto), pero, para apoyarlo, puso el ejemplo de que se podían aprobar las oposiciones de Francés sin dominarlo: el examen escrito, su lectura en voz alta y las defensas ORALES de la Programación y la Unidad Didáctica se hacen, lógicamente, en la lengua para la que opositas. No sé si todo el mundo lo sabe ni si todo el mundo debería saberlo, pero no estaría de más que el ministro de Educación lo supiera o, al menos, que alguien se lo comentara después de haber mentido tan groseramente en público. Tampoco rectificó ni pidió perdón por el error o el embuste.
Donde sí se puede dar clase de Francés o Inglés sin tener un buen dominio del idioma (o ni  siquiera el título) es en los Centros Concertados ya que, aunque en las Oposiciones Públicas no se premia la excelencia y el sistema es debatible, los Centros Concertados no tienen ningún control de calidad a la hora de presentar titulación o haber demostrado méritos. Imagino que para seguir primando esa “excelencia”, han sido mucho menos perjudicados por los recortes que los centros públicos.
Por cierto, los profesores de los colegios concertados no se han visto afectados por la eliminación de la paga extra de Navidad ni por las medidas para ahorrarse el pago del verano a la gran mayoría de interinos. Digamos que tienen todas las ventajas de trabajar para el Estado y, excepto más horario laboral, ninguno de sus inconvenientes (prepararse oposiciones, hacerse kilometradas para trabajar en pueblos lejanos a su lugar de residencia antes de lograr los puntos para concursar) excepto el de pertenecer a una empresa privada (pagada con fondos públicos) que, cuando quiera, puede echarles. ¿Adivinan, en ese caso, quién paga la indemnización?
Poco después Wert suprimió la asignatura Educación Para La Ciudadanía por considerar que “adoctrinaba”. Es debatible, cierto. Sin embargo, ha mantenido Religión Católica que, como compartirán, en el mejor de los casos, adoctrina, al menos, lo mismo.
(Por cierto, los profesores de Educación para la Ciudadanía son licenciados con oposiciones aprobadas y en ella se enseñan, entre otras cosas, Derechos Humanos. Los profesores de Religón Católica no han pasado un solo examen de oposición y, aunque, les pagamos entre todos, dependen exclusivamente del obispado de cada región.)
Dentro de los Centros Concertados, hay un buen número de centros que segregan por sexo. El Tribunal Supremo falló que esos Centros atentaban contra la Igualdad y, por lo tanto, debían dejar de recibir subvenciones. El ministro reaccionó con celeridad cambiando la Ley para que pudieran seguir recibiéndolas.
Ha dejado en la calle a miles de profesores interinos, es decir, a personas que han aprobado las oposiciones, en algunos casos con muy buena nota y, por tanto, demostrando estar capacitados para el cargo según el sistema vigente (con el que se puede estar de acuerdo o no, pero es el único que hay).
Esto no solo supone que miles de personas estén sin trabajo, en muchos casos considerando haber hecho durante lustros méritos más que suficientes para no estarlo, sino que la Educación Pública esté atravesando un momento crítico: no se cubren muchísimas bajas, hay profesores de otras especialidades teniendo que completar su horario con Matemáticas, Lengua, Inglés, Historia, Física o Química, Educación Física… Y, por tanto, los alumnos están peor atendidos y peor enseñados.
Mientras tanto, muchos profesores que nunca han aprobado las oposiciones y, por tanto, aunque en algunos casos sean profesionales excelentes, no han demostrado merecerse el trabajo más que los interinos que están en la calle, siguen cobrando, con los últimos recortes, casi más que los de Centros Públicos. Les pagamos entre todos, ¿lo he dicho ya?

Ha asegurado que quiere primar las asignaturas de Lengua y Matemáticas sobre el resto de materias. Es una propuesta defendible, pero es falso que lo esté haciendo: por ejemplo, en Extremadura ha habido un recorte del 95% de vacantes en Lengua y del 90% en Matemáticas. Eso quiere decir que hay profesores del resto de especialidades impartiendo esas asignaturas. Eso no es todo: sus últimas decisiones han sido eliminar asignaturas como Cultura Clásica, Latín o Griego y hay profesores con plaza que imparten esas asignaturas a los que no puede echar. ¿Qué va a pasar? Que van a ser reciclados en profesores de otras asignaturas. Por tanto, los alumnos podrán tener más horas de Matemáticas (de Lengua, en muchos casos, ya no podían tener más) pero no van a ser mejor enseñados.

Ha cambiado la ley para aumentar la ratio de alumnos por clase. Ha asegurado que esto es una “flexibilización”, que no repercute en el funcionamiento de la clase e, incluso, se ha permitido hacer el chiste de que así se favorecerá que” los niños se relacionen y socialicen en la escuela”.

También ha dicho que la intención del Ministerio es “españolizar a los niños catalanes”. Pero, como pueden observar, eso es lo de menos, ni siquiera debería haberlo dicho: no por las connotaciones fascistas de la expresión que, de nuevo, puede haber sido un error, sino porque debería llevar ya mucho tiempo en la calle. 

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