ARREBATOS ALÍRICOS

Me fui sobreviviendo como pude

(José Luis Piquero)


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Cumbreño llega con un par


Este viernes 29 a las 20:30 el gran José María Cumbreño presentará dos grandes libros, dos, en la Puerta Tannhäuser de Plasencia.
Al referirnos a un autor como Chema, resulta complicado hablar de géneros, pues una de sus muchas virtudes es la habilidad para mezclar poesía, narración y autobiografía de forma natural y acertada. Pese a todo, yo les diría que Made in China (editado por de la luna libros) es, principalmente, un pequeño gran libro de poemas, intenso y duro, sobre la relación entre una anciana con problemas de salud y la inmigrante encargada de su cuidado en el último periodo de su vida. Por otro lado, si tuviera que hacerlo, definiría brevemente La temperatura de las palabras (editado por La Isla de Siltolá) como un interesantísimo diario que recoge las ilusiones, desilusiones y reflexiones vitales, sociales y literarias de Cumbreño entre Enero de 2009 y Septiembre de 2011, destacando su lirismo, su humor, su franqueza y su incapacidad absoluta para morderse la lengua. Sin embargo, como nos enseña la cita de Oliver W. Holmes que Cumbreño ha elegido como epígrafe: "el joven conoce las reglas, pero el viejo las excepciones" y, aunque, como pueden ver en la foto, Chema sigue siendo y estando joven, nunca dejará de ser mayor y más sabio que yo.
Este viernes intentaremos que disfruten de las reglas, excepciones, y contradicciones de un autor brillante desde que inició su carrera literaria hace ya diez años y, últimamente, cada vez más necesario. Para muestra, dos botones, dos:

DIECIOCHO

Camino, oigo a la gente hablar. Y, aunque el idioma es el mismo, me siento extraña, cada vez más extraña... Camino y ni siquiera parece que estoy pisando del todo.

VEINTITRÉS

Todas las tardes, después de comer, Emilia y Gladys se sientan en la mesa camilla para ver juntas la telenovela.

Allí, en silencio, frente a la pantalla iluminada (un argumento previsible, unos personajes planos, un final feliz), las dos se compadecen por igual de la fortuna adversa de la protagonista y sufren de la misma manera con las asechanzas del villano.

Las dos paradas en aquel salón.

Las dos llegadas de muy lejos: una, de la necesidad; la otra, del olvido.


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